Todo el mundo recuerda aquella canción que se hizo famosa en los años 60, que decía así: "Tres cosas hay en la vida: salud, dinero y amor. El que tenga estas tres cosas, que le dé gracias a Dios".
Ana Mato, actual ministra de
Sanidad, ha impulsado nuevas reformas sanitarias. Tan sólo en el mes de julio,
entrarán en vigor tres importantes cambios: el copago de medicamentos en
función de la renta, que incluirá al grupo de pensionistas que hasta ahora se
veían exentos; la desfinanciación de
algunos medicamentos “obsoletos” para
síntomas “menores”; y la elevación
del techo de aportación para los medicamentos cícero. Y de nuevo, la polémica
está servida.
El copago farmacéutico es la primera medida que ha entrado en vigor ya desde el día 1 de julio. Así, el paciente deberá pagar un porcentaje del coste de ese medicamento en función de su renta, y siempre superior a lo que venía haciendo: desde el 40% de las rentas más bajas hasta el 60% de las más altas. El baremo para los pensionistas es distinto: aportarán el 10% aquellas rentas inferiores y el 60% las superiores.
¿Esta medida supondrá una mejora
en el uso del sistema sanitario o, como afirma el Secretario General del
Sindicato de Enfermería (SATSE), “esta
medida puede provocar que los ciudadanos se piensen dos veces el adquirir un
medicamento y se produzca un agravamiento de su estado, además de los
consecuentes gastos en el sistema sanitario”?.
Respecto a la desfinanciación de
medicamentos, Ana Mato declaró: “sacaremos
del vademécum medicamentos de escaso valor terapéutico que se pueden sustituir
con alguna cosa natural”. Los
medicamentos que quedan excluidos de la financiación pública, en total, 426 de
ellos, incluyen fármacos de uso común, como Mucosan, Almax, Voltaren, Bisolmed
o Fortasec, calificados por la Ministra como “ineficaces” y “obsoletos”.
Sí que permanecerán incluidos para algunos pacientes de patologías concretas,
como los enfermos oncológicos, aunque no se incluye a los enfermos crónicos.
Los medicamentos cícero son
aquellos empleados en tratamientos crónicos o de larga duración, de aportación
reducida, los también llamados “punto
negro”. Corresponden a medicamentos como la insulina, los antidiabéticos
orales, algunos tratamientos hormonales, antidepresivos, antipsicóticos,
fármacos para controlar las arritmias cardiacas, los medicamentos de carácter
extrahospitalario para el tratamiento del cáncer, y muchos otros que
constituyen hasta 40 grupos de productos. Hasta ahora, estos pacientes han pagado el 10% del precio, independientemente
de su renta, con un límite de aportación por receta de 2,16€, que ahora pasará
a 4,13€. Según Sanidad, esta medida corresponde al incremento del IPC de los
últimos 10 años, que dicen, ha estado congelado durante este tiempo. Pero, ¿en
qué situación deja, a personas con una calidad de vida reducida, el hecho de
encarecer aquello que participa en su bienestar?
Otro punto relevante de esta reforma,
y que ha tenido poca repercusión en los medios, es el pago del transporte en
ambulancia en casos no urgentes, pero sí necesarios, como discapacitados que
requieren atención médica o aquellos enfermos que han de desplazarse para recibir
tratamientos, como hemodiálisis o quimioterapia. Con un simple cálculo se puede
estimar que, un enfermo con una renta mensual inferior a 1.500 euros, que recibe
tratamiento 3 veces por semana, el desplazamiento podría salirle por unos 650 €
al mes: el 44% de sus ingresos, siendo estimado a la baja.
Es francamente complicado, pero
me gustaría tratar de plantear tan sólo dos preguntas:
¿De verdad estas medidas conducen a un ahorro? Tan sólo un dato: tanto en 1993 como en 1998, los gobiernos de Felipe González y José María Aznar, realizaron sendos recortes en sanidad sin obtener el esperado ahorro. De hecho, a raíz del recorte de 1998, se incrementó el gasto farmacéutico.
Y, ¿mejoramos así nuestro sistema médico, envidiado en el extranjero, o por el contrario, se deteriora?
Volviendo a la canción de Cristina y Los Stop y dada la situación actual, ante la duda, "el que tenga un amor, que lo cuide, que lo cuide".
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