Te levantas por la mañana. Desayunas sin prisas, aunque te tengas que despertar un poco antes. O no: desayunas rápidamente y te preparas para comenzar el día. La jornada transcurre: haces tus labores y cumples con tus obligaciones. Llega la noche y te refugias en el calor de tu hogar. De vez en cuando, quedas con gente cercana: amigos, familiares, compañeros de trabajo. Es la rutina de tu vida. La has construido así y en ella estás cómodo. ¿Por qué ibas a querer cambiarla?
martes, 18 de junio de 2013
miércoles, 12 de junio de 2013
Cambiando a una niña
Ya hablamos en otro post de la importancia que tienen las apariencias
en nuestra sociedad y de cómo la publicidad influye en nuestras vidas tratando de convertirnos en la versión más consumista de nosotros mismos. Esta semana he encontrado un interesante artículo al respecto, obra de Lisa Bloom, abogada estadounidense famosa por participar en casos sobre abusos de grandes instituciones. El texto nos muestra hasta qué punto estamos todos involucrados en la transmisión de esos ideales superficiales, que arrastran a todas las generaciones y que parecen ir en aumento.
El artículo que leeréis a continuación es una traducción propia del artículo original, escrito en inglés.
en nuestra sociedad y de cómo la publicidad influye en nuestras vidas tratando de convertirnos en la versión más consumista de nosotros mismos. Esta semana he encontrado un interesante artículo al respecto, obra de Lisa Bloom, abogada estadounidense famosa por participar en casos sobre abusos de grandes instituciones. El texto nos muestra hasta qué punto estamos todos involucrados en la transmisión de esos ideales superficiales, que arrastran a todas las generaciones y que parecen ir en aumento.
El artículo que leeréis a continuación es una traducción propia del artículo original, escrito en inglés.
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