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sábado, 23 de junio de 2012

Los toros... ¿tradición o aflicción?



Se cree que el animal primigenio del que desciende el toro actual, bos taurus, fue domesticado en el Neolítico como animal de tiro, y en menor medida, como recurso cárnico. Parece que los orígenes de la tauromaquia se remontan a la Antigua Roma, donde ya los utilizaban en espectáculos llamados venationes propiciando que lucharan contra otros animales o contra humanos. En algunos escritos que se conservan de Ovidio, se asevera que estos bestiarii, nombre con el que se llamaba a los combatientes, iban ataviados con una tela roja para llamar la atención del animal, además de una espada y escudo. También es en la Antigua Roma donde aparecen las primeras críticas a este tipo de espectáculos de la mano de Cicerón.



Durante la Edad Media, diversos papas promulgaron prohibiciones con intención de mantener el orden moral cristiano, ya que aseguraban que el Diablo estaba detrás de esos festejos. Sin embargo, Gregorio XII levanta parcialmente esta prohibición por petición de Felipe II debido a que entraba en conflicto con los asuntos de la Inquisición. Posteriormente, con la llegada a España de los Borbones y sus costumbres francesas, las corridas quedaron relegadas como entretenimiento del pueblo.

En la actualidad, España no es el único país que posee este tipo de festejos: mientras que en América del Sur tienen una gran acogida, en Europa tan sólo Francia y Portugal celebran también este tipo de eventos, aunque son espectáculos basados en recortadores o en la inmovilización del animal.


En los últimos años, han surgido múltiples campañas para tratar de acabar con estos espectáculos. La tortura, el sufrimiento, la explotación, el maltrato y la muerte son los argumentos que juegan en contra de las corridas, además del sufrimiento del caballo y el riesgo para el torero. En base a estas ideas, en 2003 se funda un partido político por la unión de algunos grupos y asociaciones antitaurinos, el Partido Animalista Contra el Maltrato Animal (PACMA). Debuta en las elecciones municipales de 2003 con una discreta participación, aunque ha ido aumentando su peso político hasta convertirse, en las elecciones generales de 2011, en la segunda fuerza política extraparlamentaria.


Este empeño en la abolición de las corridas no cae en saco roto, y en julio de 2011 el Parlamento Catalán vota y aprueba (68 votos contra 55) la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) por la que se prohíben las corridas a partir de enero de 2012. En la Comunidad de Madrid también se ha admitido a trámite esta propuesta, aunque paralelamente, el Gobierno del PP, trabaja en un expediente para declarar la fiesta Bien de Interés Cultural (BIC). Por el contrario, en Andalucía, donde se celebran aproximadamente unos 1.000 festejos anuales, se protege la fiesta y se promociona con la creación de Escuelas Taurinas.

Las cifras sobre la tauromaquia hablan por sí solas: se trata del sector de espectáculos que más dinero mueve tras el fútbol. Esta actividad genera 2.500 millones de euros anuales, que representan el 1’5% del PIB español. Existen 1.355 explotaciones ganaderas dedicadas a la actividad taurina y genera trabajo directo para 200.000 personas que mantienen a 15.000 familias.


La polémica generada por este tema, ¿es un lance social o un asunto económico? ¿Se deberían prohibir estos festejos a nivel nacional? ¿Sería posible ejercer una evolución de los festejos suprimiendo la muerte del animal? ¿Es posible reconducir las actividades económicas asociadas al mundo del toro hacia otros ámbitos? Tal y como está la economía, ¿se puede permitir el Estado Español ese recorte de ingresos? ¿Es razonable que dentro de un Estado haya leyes antagónicas respecto a un mismo asunto?




De lo que no cabe duda es que sin la tauromaquia a lo largo de nuestra historia, el mundo no habría podido beneficiarse de la maravillosa serie de grabados que Francisco de Goya realizó en 1816.








1 comentario:

  1. las corridas de toros son una salvajada impropia de un país civilizado. El sufrimiento y tortura del animal en el ruedo no tiene ninguna justificación , excepto la estupidez humana.

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