El robo de las manzanas doradas
Érase que se era los personajes malvados de todas las historias. Ésos que mediante trampas y acciones deshonestas tratan de destruir a ese personaje principal íntegro y valiente, que antepone sus valores morales a cualquier riesgo o interés personal. Nuestra mente se inclina a pensar, por costumbre, de forma similar a la teoría de Maquiavelo: que ese malo es así por naturaleza, su comportamiento es fiel a su esencia y requiere un control por parte del bueno. Nunca se nos ocurre pensar la idea contrapuesta: que quizá, aplicando la teoría de Rousseau, ese personaje es bueno, pero son las circunstancias las que le hacen comportarse de determinada manera.